Mensajes criptográficos. ¿Puede un código secreto cortar la cabeza de una reina?
Si eres María Estuardo, reina de Escocia, y estás conspirando contra Isabel I, reina de Inglaterra, sí…pero, vayamos por partes...
Corría el siglo XVI, más o menos por 1586, Inglaterra y Escocia eran dos reinos diferentes, y tenían reinas diferentes. La reina de Inglaterra era Isabel I y la reina de Escocia era María Estuardo. Entre ambas había ligeros problemillas, uno de ellos es que Isabel era protestante y María era católica, otro es que entre ellas había parentesco, la abuela paterna de María Estuardo (Margarita Tudor), era hermana del padre de Isabel I (Enrique VIII, el de las seis esposas), por eso ambas reinas eran primas, y este era el verdadero problema, María era hija legítima e Isabel no, por ser hija de Ana Bolena, de modo que con un poco de empeño, María reina de Escocia podría reclamar el trono de Inglaterra.
María Estuardo_retrato oficial fechado entre 1561 y 1567
Isabel I hacia 1575
María Estuardo tuvo una vida complicada, la muerte de su padre hizo que fuera coronada reina a los 9 meses de edad. Por seguridad frente a Inglaterra fue enviada a Francia a los 5 años, allí vivió y con 16 años se casó con el príncipe heredero Francisco II. Con 17 años Francisco y ella ya eran los reyes de Francia, pero con 18 años enviudó y volvió a Escocia, donde se casó con un primo hermano Enrique Estuardo, también católico y también descendiente de la familia Tudor, de modo que un hijo de este matrimonio podría reinar en Inglaterra…y aquí la reina Isabel de Inglaterra no se puso muy contenta…
Este matrimonio no fue muy bien, aunque sí tuvieron un hijo, Jacobo (que con el tiempo unió Inglaterra y Escocia siendo el rey Jacobo I de Inglaterra y VI de Escocia en la época de Shakespeare). Antes de ésto el marido de María participó en varias conspiraciones y acabó asesinado.
María se casó por tercera vez con Jacobo Bothwell, un hombre muy aventurero y algo caradura. La nobleza escocesa se volvió contra este matrimonio. Tras varios enfrentamientos Bothwell huyó de Escocia y María fue encarcelada. Por fin logró escapar de la cárcel y huir a Inglaterra, y claro, allí estaba Isabel I…Como Isabel I sabía que los católicos ingleses la consideraban una hija bastarda sin derecho al trono, y a María una heredera legítima, mantuvo a María en prisión.
María permaneció encarcelada 18 años sin recibir correspondencia, pero el 6 de enero de 1586 recibió un paquete de cartas de partidarios suyos de Europa que preparaban una conspiración contra la reina Isabel I. Las cartas fueron introducidas en la prisión por Gilbert Gifford, que ocultó los mensajes en un hueco de un tapón de un barril de cerveza. Le dijo a María que las cartas de sus partidarios habían sido retenidas en la embajada francesa de Inglaterra…muy normal todo, ¿verdad?.
Bien, pues María picó el anzuelo y escribió cartas en respuesta que enviaba fuera de la cárcel empleando como emisario a Gifford. El destinatario de las cartas era Anthony Babington, el líder de un grupo de nobles católicos que planeaba derrocar a Isabel.
Anthony Babington
María y Babington se enviaban mensajes en clave empleando el método criptográfico menos seguro de la historia: sustituyendo las letras del alfabeto y palabras básicas por símbolos. Con ello estaban seguros de que si las cartas eran interceptadas nadie podría entender su contenido, y esta “libertad” a la hora de comunicarse hizo que en las cartas transmitieran nombres de conspiradores y todo tipo de planes…
Pero ni María ni Babington contaban conque el bueno de Gifford realmente trabajaba para Isabel I, todas las cartas que enviaba o recibía María pasaban antes desde Gifford a sir Francis Walsingham, secretario de Isabel I, y de él a Thomas Phelippes, un gran criptoanalista que realizó un “análisis de frecuencias”, estudiando la frecuencia o el porcentaje con que aparecen distintos caracteres en un texto y compararlos con las frecuencias de las letras en el idioma del texto…vamos, que los pillaron…
sir Francis Walsingham
El fin de esta historia es que los conspiradores, incluido Anthony Babington fueron capturados y ejecutados y posteriormente María fue condenada a muerte en un juicio, su sentencia fue firmada por su prima la reina Isabel I, y María fue decapitada el 8 de febrero de 1587, con 45 años.
De modo que encriptar mal un mensaje, y confiar en el encriptado, es más peligroso que no encriptarlo en absoluto. Este fue el pistoletazo de salida en la feroz competencia entre criptógrafos y criptoanalistas, con técnicas cada vez más elaboradas con el punto álgido en la máquina “Enigma”, durante la Segunda Guerra Mundial.
Carta de Anthony Babington (arriba) y nomenclator contraducción (abajo)
A día de hoy Thomas Phelippes lo tendría muy difícil, incluso programas comerciales como “kamaleón” (https://kamaleon.softonic.com/) permite camuflar archivos camuflando archivos mp3 en archivos de imagen…y en el mundo del encriptado ésto es sólo lo más sencillo…